Constanza Panagopulos Ríos, nacida en Concepción el año 1988 (17 de abril). Egresada de ingeniería comercial en la Universidad del Desarrollo, Concepción y recientemente titulada Ceramista en la Universidad de Chile. En esta entrevista nos presenta su último proyecto Sino, el cual es fruto de un recorrido en el que se establecen relaciones principalmente entre la cerámica y problemáticas que atañen a la sociedad contemporánea. A continuación, Constanza accede a contarnos sobre Sino y sobre las influencias que marcaron su trabajo.
La primera pregunta se relaciona con tu biografía, ya que resulta llamativo cuando se lleva a
cabo un recorrido previo en otras áreas del conocimiento para luego cambiar al área artística.
¿Por qué escoges estudiar cerámica después de tener una carrera en Ingeniería comercial? ¿De
qué forma ha aportado esa experiencia previa en tus propuestas?
En mi infancia aprendí equivocadamente que debía ganarme el cariño, que no lo merecía solo por ser hija y/o persona. La falta de una seguridad básica de pertenencia marcó profundamente mi desarrollo durante la niñez y adolescencia. Intenté ajustarme a un modelo tradicional de hija para evitar cualquier cosa que pudiera provocar enojos y volver a ser rechazada.
Ingeniería Comercial, la carrera del futuro en aquel entonces, parecía la elección más sensata. Durante las entrevistas, expresé mi desinterés por estudiar eso, pero como a todos, me aseguraron que terminaría por gustarme. No fue así. A medida que la carrera avanzaba, me di cuenta de lo alejada que estaba de mi verdadera personalidad. Me sentía enojada, frustrada y desencantada con la vida sin entender por qué.
Un día, mi papá, Theo Panagopulos, llegó con un recorte de revista donde aparecía el número de alguien que daba clases de cerámica. Me inscribí y redescubrí el encanto de usar mis manos para crear, para conectarme conmigo misma. Sin embargo, tenía dudas; quería conocer cómo se hacían las pastas, la historia detrás de todo. Decidí estudiar en serio. Si me iba a adentrar en esto, tenía que ser de la manera correcta, así que me lancé. Una vez que supe lo que quería hacer, el camino se abrió por sí solo y hace unos meses conseguí mi título profesional de Ceramista, un sueño y un triunfo personal.
No reniego de mi pasado “matemático”; aprendí mucho sobre la gestión del tiempo, ser estratégica en el proceso cerámico. Las ciencias se complementan más de lo que uno podría imaginar.
Pero más allá de lo teórico, en el tiempo que estudié Ingeniería fue el momento en que toqué fondo emocionalmente; llevaba un peso muy grande en mi corazón que ya no podía soportar más. Mostré mi peor cara y tuve que llegar a acuerdos con esas sombras. Esas experiencias y vivencias se reflejaron luego en mi trabajo.
La carrera en artes fue pura terapia para mí. La mano no miente sobre lo que el corazón siente y una vez que enfrentas tus penas, traumas y te aceptas, puedes empezar a desarrollarte mejor, a sanar y a crecer, viendo la vida desde otra perspectiva. Pero para eso fue necesario el caos.
Al ver tus trabajos anteriores es posible notar que tus propuestas involucran constantemente una reflexión respecto a la vida contemporánea y a cómo ella se entrelaza con lo emocional. ¿Cuáles crees que son las propuestas más significativas en este ámbito y por qué? (adjunta fotos y años)
La cultura actual impulsa al ego y a una competencia social que ha deteriorado nuestra capacidad de mirar más allá de nosotros mismos, provocando una desconexión con nuestra parte más sutil: aquella que no es visible físicamente y que se relaciona con nuestra mente y emociones. Este fenómeno es afectado por los choques culturales que enfrentamos.
La obra Hipérbole del desamor (2022) aborda los tiempos que la sociedad concede para sanar emocionalmente, y cómo se percibe negativamente tomarse esos tiempos, siendo vista como una debilidad en lugar de una fortaleza. La obra consta de 11 piezas cerámicas esmaltadas, moldeadas de tal manera que ninguna llega a formar un corazón completo, simbolizando la sensación de desamor. Cada pieza está sellada al vacío, utilizando material industrial que simboliza las barreras culturales que inhiben la expresión y el procesamiento emocional. Este mismo sellado puede interpretarse como el repliegue necesario para sanar y reconstruir lo deshecho, una lectura que varía según las experiencias individuales del espectador.
La propuesta se complementa con un video en bucle que muestra el proceso de sellado, donde una bolsa comprime lentamente la pieza, eliminando todo espacio y aire a su alrededor. Este video puede interpretarse como el fin del duelo, con la descompresión gradual de la pieza, o como el acto repetitivo de sellar una y otra vez el corazón, llevando a una lectura más melancólica de la obra
Hipérbole del desamor. Octubre 2022 Once piezas de cerámica esmaltadas, engobadas y selladas al vacío. Vídeo HD, color, mono canal, 2′ 22” , loop. |
Hipérbole del desamor (Detalle). Octubre 2022 |
Hipérbole del desamor. Detalle de video. |
Por otro lado, Digestión lenta (2022) representa la desintegración de platos cerámicos sin bizcochar, intervenidos con musgo formando el logotipo de una cadena de comida rápida, mientras que el musgo los desintegra con el tiempo. El video en bucle muestra un compost y sonidos urbanos. Estos logotipos hablan sobre la sociedad contemporánea, obsesionada con la inmediatez y la falta de tiempo. La obra actúa como un memento mori, recordándonos que, a pesar de nuestras enredadas culturas y estilos de vida, todos terminaremos siendo parte del ciclo terrenal, donde el tiempo sigue su curso sin nuestra intervención ni superioridad. Ambas obras invitan a reflexionar sobre cómo gestionamos el tiempo que se nos ha otorgado en la vida, y si lo estamos desperdiciando o valorando adecuadamente.
Digestión lenta, 2022 (detalle). Piezas cerámicas sin bizcochar intervenidas con moho.
¿Cuál es el rol que cumple la cerámica como articulador de tu cuerpo de obra? (tanto visual como conceptual)
La cerámica puede experimentar transformaciones casi infinitas y perdurables. Cada pieza debe encontrar un equilibrio en cómo su composición material interactúa con el ambiente y los cambios que enfrenta, los cuales son necesarios para asegurar su durabilidad. Después de pasar por diversas etapas, la pieza finalmente alcanza su integridad, su plenitud. Este proceso lleva consigo una experiencia y enseñanzas que trascienden los tiempos contemporáneos, transmitiendo conocimientos ancestrales que persisten arraigados en lo más profundo de nuestra esencia artesanal.
La cerámica me permite, a través de las piezas, evidenciar cómo las personas han ajustado su comportamiento dentro de un marco establecido, cómo la sociedad moldea a los individuos y cómo estos se adaptan para integrarse y formar parte de un grupo. El instinto de supervivencia inherente a nuestro ser nos impulsa a buscar líderes que nos brinden seguridad, y por eso nos adaptamos. Sin embargo, cada persona es única en alma y materia, lo cual influye en cómo reacciona ante las normas establecidas. Este aspecto psicoanalítico, que se pueda expresar con las pastas cerámicas es fascinante y trabajar con este material no solo ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos, sino también a entender nuestro entorno. Se pueden lograr efectos visuales impresionantes, como los del rakú, que ofrecen una apariencia fuerte y metálica en piezas que, paradójicamente, conservan una gran fragilidad o como las pastas porcelanas, delicadas a la vista, pero muy resistentes materialmente.
Es esa flexibilidad, esa enseñanza subliminal, es la tranquilidad, la paciencia y la experiencia que requiere, que hace de este material mi medio preferido.
En tu último trabajo, Sino, se establecen tres “estaciones” muy marcadas. La primera definida por módulos y que abarca gran parte del montaje, la segunda por piezas pequeñas y la tercera en un formato de video y sonido, todas ellas con un marcado sentido solemne ¿Podrías contarnos sobre cada una de ellas y el rol que cumplen dentro del montaje en conjunto?
En Sino, las tres estaciones distintas no solo definen visualmente el montaje, sino que también cumplen roles conceptuales fundamentales, explorando temas profundos y universales desde diferentes perspectivas.
La primera estación está definida por módulos de ladrillos que abarcan una gran parte del montaje. Estos ladrillos (156) conforman un camino de 4,20 metros de largo por 2,10 metros de ancho, que actúa como metáfora de la sociedad contemporánea, evidenciando la separación y el aislamiento causados por el ego y las normas sociales. Visualmente, los módulos de ladrillos crean una estructura que refleja la complejidad y rigidez del entorno social actual. Cada ladrillo representa una unidad individual dentro de un todo mayor, subrayando cómo las identidades individuales coexisten y se enfrentan a la vez en un espacio compartido. Esta estación establece un primer punto de reflexión sobre la fragmentación y la interconexión en la experiencia humana.
La segunda estación adopta la forma de un formato de video y sonido, actuando como un símbolo del movimiento y la creatividad en Sino. Este componente no solo enriquece la experiencia visual y conceptual del espectador, sino que también amplía la narrativa del montaje. A través de imágenes en movimiento y sonidos, esta estación introduce una dimensión temporal que complementa las estructuras estáticas de los módulos de ladrillos y las piezas pequeñas. Proporciona una perspectiva dinámica que guía al espectador a través de una experiencia sensorial y emocional, explorando temas de cambio, evolución y fluidez en la existencia humana.
Y la tercera estación está compuesta por piezas pequeñas hechas en torno, las cuales simbolizan la creatividad individual y la resistencia frente a las estructuras establecidas. Estas piezas desafían la rigidez simbólica de los módulos de ladrillos al revelar una expresión más orgánica y libre. Cada pieza pequeña es única en su forma y textura, representando un paso hacia un entendimiento más profundo y una conexión más auténtica con la existencia humana. Esta estación actúa como contrapunto a la estructura y orden de los módulos de ladrillos, proporcionando un espacio para la exploración personal y la libertad creativa dentro del contexto del montaje.
En conjunto, estas tres estaciones en Sino forman un todo cohesivo que invita al espectador a reflexionar sobre la condición humana en su complejidad y diversidad. Cada una contribuye con una capa única de significado y experiencia, desde la representación visual y conceptual de la sociedad hasta la exploración íntima de la creatividad y la conexión espiritual.
Sino (2024). Instalación. Porcelana, yeso, terracota, pan de oro. |
Sino (2024). Detalle de montaje |
¿Cuál es la importancia que le das al proceso como articulador en Sino? ¿En qué forma se evidencia?
Para mí, los procesos creativos son más que simples actividades; son vivencias que reflejan las complejidades de la vida misma. A través de ensayos y errores en el taller, aprendemos lecciones valiosas que trascienden la cerámica, enseñándonos sobre resiliencia, adaptabilidad y autodescubrimiento. La serialidad de las piezas en Sino proporciona un entendimiento profundo del proceso creativo, donde cada pieza defectuosa o cada error repetido no solo representa un desafío técnico, sino también una oportunidad para aprender y crecer.
La importancia del proceso como articulador en Sino es fundamental para mí, ya que no solo determina el resultado final de la obra, sino que también enriquece su significado y profundidad emocional. Durante el extenso proceso de creación de esta pieza, exploré una amplia gama de técnicas cerámicas y materiales, desde el torno tradicional hasta el modelado y la experimentación con moldes y otras pastas. Este proceso no fue simplemente técnico; cada etapa implicó una exploración personal y una reflexión profunda sobre mi propio viaje y experiencia.
El video que acompaña a Sino juega un papel crucial al documentar estas etapas. No se limita a mostrar las técnicas utilizadas, sino que también captura los momentos donde cada decisión artística refleja una búsqueda consciente de significado y expresión. A través de este proceso, la obra adquiere una dimensión existencial, donde la transformación física de la arcilla refleja y profundiza aspectos de conexión con lo humano.
Por otro lado, la serialidad de las piezas en Sino no solo proporciona una visión completa del proceso creativo, sino que también subraya la importancia de cada error y cada logro como parte integral del aprendizaje y la evolución tanto artística como personal.
Y para terminar, en tu trabajo hay un marcado interés por la serialidad, pero aún así los temas que abordas parecieran ser de tipo existencial-personal. ¿de qué forma encuentras el equilibrio entre esos dos aspectos, en apariencia, poco compatibles?
La serialidad en mi trabajo surge de la repetición constante, permitiendo un aprendizaje profundo tanto del material como de las piezas. Es similar a una curva de aprendizaje donde la rutina basada en observaciones prácticas optimiza los procesos. Cuando logro mecanizar el proceso, alcanzo un estado meditativo, una especie de llave hacia un estado de conciencia íntimo y no visible en la obra.
Por otro lado, la serialidad también es una reflexión sobre la sociedad y la homogeneidad que las culturas imponen sobre las personas. Nos enfrentamos a estructuras arraigadas que marcan nuestras vidas bajo el prisma de estas enseñanzas, sin que siempre tengamos la capacidad inicial de cuestionarlas o negarlas.
Sino (2024). Detalle de montaje